miércoles, 24 de octubre de 2007

Duratón: iglesia románica de Nª Sª de la Asunción


'El hombre es un dios caído que recuerda los Cielos'
[Lamartine: 'Meditations']

Decía Fulcanelli, en su impresionante obra 'El misterio de las catedrales' -editada por Plaza & Janés y actualmente considerada un auténtico clásico en la materia- que 'del siglo XII al XV, pobreza de medios, pero riqueza de expresión; a partir del XVI, belleza plástica, mediocridad de invención. Los maestros medievales supieron animar la piedra calcárea común; los artistas del Renacimiento dejaron el mármol inerte y frío'.

No puedo estar más de acuerdo con él. Pues bien, a escasa distancia del pueblo de Duratón, en una pradera que en invierno deben batir con auténtica saña la nieve y el viento, se levanta, majestuosa, digna e imponente, la iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción.

Datada en los siglos XII a XIII, este magnífico exponente del más espectacular estilo románico rural de la provincia de Segovia, permaneció -como casi todas las iglesias de su época- en un lamentable estado de conservación, hasta su restauración en los años 80. Sus antecedentes históricos, permiten suponer que sus cimientos se levantan sobre una necrópolis del siglo VI y origen visigodo, que albergó en su día más de seiscientas tumbas, parte de las cuales se pueden contemplar actualmente en un campo cercano. Por si fuera poco, ésta necrópolis, a su vez, se asentaba también sobre los restos de un poblado romano, conocido en la antigüedad con el nombre de 'Los Mercados'.

Aunque se puede afirmar que el templo no es de grandes dimensiones, en comparación con otros similares -dieciocho metros de largo, por nueve de ancho- sí destaca, sin embargo, por su sentido unitario, así como, también, por la elegancia arquitectónica desplegada y la delicadeza de su escultura.

La galería, porticada, formada por dos tramos de cuatro y seis arcos, posee un espléndido conjunto de tres arquivoltas, destacando la inferior, de origen netamente polilobulado.

En las dobles columnas que soportan los arcos, se pueden apreciar una serie de capiteles de magnífica ejecución, en cuyos motivos -espectacularmente esculpidos- los historiadores confirman el eterno motivo de la lucha entre el Bien y el Mal, basándose en los siguientes conceptos a tener en cuenta: los machos cabríos rampantes; la lucha entre un guerrero y un ser demoníaco -en la cercana iglesia de San Pedro Ad Vincula, en Perorrubio se puede apreciar una figura que representa precisamente a dos de estos demonios, devorando a un condenado- y un atractivo conjunto, delicadamente labrado, compuesto por ocho míticas y terroríficas arpías.

Posee, así mismo, un capitel que representa aves de extraordinario plumaje y posible naturaleza exótica u oriental, picoteando racimos de uvas, pasando los siguientes motivos a representar escenas correspondientes al Ciclo de la Navidad.

Naturalmente, entre éstas, destacan las de la Encarnación, la Visitación, el Nacimiento, la Adoración de los pastores y la Epifanía de los Reyes Magos.

Como dato a tener en cuenta, añadir que por su ritmo, composición y expresividad, son muchos los autores que consideran el capitel del Nacimiento la obra maestra indiscutible de ésta singular iglesia, considerándolo, a su vez, motivo de primer nivel entre todos los de la provincia.

Semejante expresividad figurativa, continúa en la cornisa de la galería, en base a los numerosos canecillos y metopas, cuya temática se acerca a la vida cotidiana de la época, encontrándose intercalados con otros, de carácter simbólico, entre los que no faltan, desde luego, elementos fantásticos y de origen netamente fabuloso, correspondientes al bestiario mitológico medieval, basado en los antiguos mitos de origen greco-romano: centauros, grifos, arpías...Curiosamente, destacan entre estos -aunque situados en la parte derecha del pórtico de entrada-, elementos de origen mitológico y acuático, como las sirenas, que pueden indicar, en base al número de sus colas -dos, idénticas a las de las figuras que se pueden contemplar en uno de los capiteles de los ventanales del ábside de la iglesia de Perorrubio y que parecen constituir una corriente artística de similar origen y escuela-, las posibles corrientes subterráneas de agua o incluso telúricas que pueden existir en el lugar.

Como curiosidad, perfectamente delimitada y en excelente estado de conservación, la metopa que contiene la figura de un dromedario, atrae inmediatamente la atención, sugiriendo, como no podía ser de otra manera, un probable origen mudéjar, y por tanto, de influencia oriental, herencia de épocas en las que estas tierras estuvieron durante siglos bajo dominio musulmán.

Entre los motivos escultóricos del interior, aunque visiblemente desgastados en su mayoría, lo cuál impide una clara y correcta identificación, caben destacar aquellos de influencia bíblica que representan a Susana y los viejos, Daniel y los leones, Sansón partiéndole la mandíbula al león y la Epifanía de los Magos.

No obstante todo lo comentado hasta aquí, el conjunto románico de Nª Sª de la Asunción, ofrece también, al amante de los enigmas medievales, motivos cuya observación no le dejará, en modo alguno, indiferente.

Como, por ejemplo, aquellos capiteles, situados en el interior del templo, que representan dos figuras de similar origen y caracteristicas, destacando el aparente mensaje interpretativo que subyace en el motivo de sus gestos:

- la primera, corresponde a un hombre totalmente calvo, y gesto de posible estupidez, que se tapa los oídos con las manos.

- la segunda, corresponde a este mismo personaje, aunque con la particularidad de que ahora es la boca la que se tapa con ambas manos.

¿Una licencia del artista, o por el contrario, dos claras alusiones de la Iniciación: oídos sordos frente a la estupidez mundana y, sobre todo, regla número uno de todo aprendiz e iniciado, silencio y secreto?.

Continuando con nuestro pequeño recorrido 'mistérico', y una vez vueltos a situar en el exterior, no será difícil reconocer -entre la gran cantidad de canecillos que integran formas y objetos de curiosa y complicada interpretación- uno en concreto que representa, perfectamente perfilada, una cabeza humana cubierta, a su vez, por una cabeza de lobo. ¿Nos encontramos, tal vez, frente a la representación de un sacerdote de posible origen celta?. ¿Frente a una referencia a los antiguos cultos -recordemos la importancia que entre estos tuvo el culto a Lug- que se desarrollaban en el lugar, y que con la llegada del cristianismo pasaron a ser considerados como de naturaleza pagana, y por tanto, prohibidos y perseguidos?. ¿Hizo deliberadamente el artista una alusión a dichos cultos, dejando ese canecillo en un lugar visible del ábside, como una especie de contraseña para otros seguidores en la clandestinidad de aquélla antigua religión?.

Pero si sorprendente resulta todo cuanto se relaciona con el simbolismo y las dobles interpretaciones inherentes a figuras de canecillos, metopas y capiteles, no menos sorprendentes e interesantes son las marcas de cantería y otras singularidades que se pueden descubrir, grabadas con mayor o menor detalle y claridad, en las sólidas piedras de sus muros.

Referente a ello, es justo reseñar que tanto el investigador como el curioso, contemplando algunos de estos graffitis, se encuentran con la dificultad añadida que conlleva precisar con absoluta certeza a qué época pertenecen. Aún así, y dadas sus características -similares a las que se pueden encontrar en otros templos románicos, tanto de dentro como de fuera de la provincia- en algunos casos se puede arriesgar una interpretación, que pueda o no ser compartida, y que pueda -valga la redundacia- contribuir a esclarecer el origen y la escuela o gremio de los artesanos y canteros que pasaron por allí. Pero el tema daría lugar, por amplitud e interés, a un extenso artículo.

Reseñaremos, no obstante, las principales; aquéllas que, por sus características, puedan generar más interés: copas griálicas (se localizan hasta dos en la zona absidal), estrellas de cinco puntas o pentalfas, así como símbolos y escritura que, por su forma, pudieran denotar un origen netamente árabe.

Por último, reseñar que una visita a Duratón, a la iglesia románica de Nª Sª de la Asunción y a su entorno, no dejará a nadie indiferente. Además, conlleva el aliciente de que, preguntando en el pueblo, se puede visitar por dentro y fotografíar a gusto. Y hasta es posible que -parafraseando a Hamlet cuando le comentaba a su amigo Horacio acerca de que hay más cosas en este mundo que las que se ven a simple vista- alguien se lleve una desconcertante sorpresa, al observar detenidamente en casa las fotografías que ha tomado en el interior.

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