martes, 7 de junio de 2016

Revenga: ermita de Santa María del Soto


Aislada entre prados, sin otra compañía durante la mayor parte del año que las reses de ganado vacuno que pastan libremente a su alrededor y observan de reojo a los ocasionales vehículos que vienen o van hacia Revenga por la carretera general, una hermosa ermita románica, probablemente de finales del siglo XII y principios del siglo XIII, llama poderosamente la atención: Santa María del Soto. Cierto es que, como sus predecesoras de Madrona y Nava de Riofrío, tampoco en su estructura el tiempo ha sido su peor enemigo, aunque los hombres, quizás por algún tipo de milagroso remilgo, no hayan sido tampoco, después de todo, tan insensibles como en otros lugares, si bien parece evidente que de haber sido más cuidadosos a la hora de conservar los elementos ornamentales, sobre todo referidos al ámbito de metopas y canecillos, el mensaje simbólico hubiera resultado, sin duda, muy interesante y enriquecedor. Tampoco la favorecen, en absoluto, las antenas que se aprecian en el tejadillo de la nave. Una nave, no obstante, que todavía conserva su planta original –ábside o cabecera semi-circular y nave rectangular-, aunque no queda rastro alguno de su torre campanario, si es que alguna vez la tuvo. Posee, así mismo, dos portadas originales: una reducida y bastante simple, orientada a poniente y la portada principal, situada en el lado sur. Ésta muestra elementos de interés, si bien algunos de ellos se observan demasiado nuevos, de novísima creación aunque posiblemente manteniendo el detalle original, como demuestra, entre otros, el motivo de la cigüeña peleando con la serpiente, en un diseño muy frecuente entre la simbólica del denominado románico del Pirón. Los motivos de los capiteles, sobre cuyas bases se sustentan las arquivoltas, apenas pueden ser identificados, si bien el de la izquierda parece mostrar algo de tipo serpentino. Interesan, sin embargo, los motivos de las arquivoltas principales, inferior y superior. De la arquivolta inferior, formada por diseños eminentemente foliáceos aunque bien elaborados, sobresale el motivo central: una mano. Una mano diestra, para más señas –la mano derecha de Dios, nunca la izquierda- que, similar a aquélla otra que se puede apreciar también en la portada principal de acceso al santuario sepulvedano de la Virgen de la Peña, mantiene señalando hacia lo alto los dedos pulgar, índice y corazón y cerrados los dedos anular y meñique. Más variados y en algún caso escabrosos –uno al menos, parece mostrar sexo entre animales- los motivos de la arquivolta superior muestran algunos detalles interesantes. No sólo la lucha entre la cigüeña y la serpiente, que parece perder la partida, sino que además hay otro que parece mostrar, así mismo, una escena de lucha desigual entre una serpiente y un cuadrúpedo, tal vez un toro o un león; motivos foliáceos y en algún caso, también antropomorfos.

El ábside, por otra parte, conserva un pequeño ventanal. De que en algún momento debió amenazar ruina o incluso derrumbarse en parte, da testimonio, en la parte superior, el relleno de ladrillos modernos, lo que puede explicar la falta de las metopas y canecillos que se comentaba al principio, que debieron de ser numerosos en origen, y de los que apenas sobreviven, en el lado norte, varios elementos no exentos de interés: un Sello de Salomón y otro motivo conformado por nudos. Sea como sea, y aún con estas lamentables carencias, tenemos en ésta ermita de Santa María del Soto un hermoso ejemplo de templo románico, que merece la pena ver y tener en consideración.