sábado, 29 de noviembre de 2008

Ayllón: iglesia románica de San Miguel (Álbum Fotográfico)

'...la lógica simbólica religiosa y el rito fundacional. Partiendo de esa base, cualquiera, si así lo desea, está en disposición de reconocer los elementos básicos del simbolismo fundador de una iglesia medieval, evidentemente, siempre que ésta no haya sufrido muchas transformaciones con el paso del tiempo'. [Jean-Paul Lemonde: 'El código Cluny', Editorial Styrya, noviembre de 2007]



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Ayllón: iglesia románica de San Miguel

'A nuestros pies, un auténtico tesoro forjado en la Edad Media: la iglesia de San Miguel, con un muestrario único de canecillos relacionados con las ideas de los alquimistas de aquellos tiempos. Los símbolos nos asaltan con cierta impertinencia. Dos pájaros simétricos, un crismón, varios signos del zodíaco...Dicen los expertos que son representaciones de amalgama entre diversos compuestos. Mercurio y azufre, oro y plata...'.
[Juan Ignacio Cuesta: 'Viaje a la Castilla ancestral', Revista Año Cero, noviembre 2008]



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jueves, 27 de noviembre de 2008

Monumental Ayllón

'El Camino ha sido siempre, ya lo sabes, la senda por la que ha circulado el conocimiento iniciático y donde se han preservado los misterios de la antigüedad en el arte y la arquitectura gracias a los gremios y hermandades de canteros, pontífices y constructores...'.
[Matilde Asensi: 'Peregrinatio', Editorial Planeta, 2006]



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lunes, 24 de noviembre de 2008

Maderuelo


'Creerás que una vez en Maderuelo ya has visto todo, y simplemente habrás empezado a tomar razón de una forma de vida ancestral y pura'.
[De un folleto del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Maderuelo]

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domingo, 23 de noviembre de 2008

Maderuelo: ermita de la Vera Cruz

'La historia contiene a menudo secretos para los que no vale expurgar crónicas ni pergaminos, porque las incógnitas de sus más profundos motivos siguen ahí, dando cuenta de ciertas realidades que -hoy lo mismo que ayer- permanecen sin documentar, como fruto que son de un secreto transmitido de viva voz, perdido en el silencio de los claustros o de los viejos salones de piedra'.
[Juan García Atienza: 'En busca de la historia perdida', Ediciones Martínez Roca, 1983]
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¿Quién fue ese mago del pincel, ese Salvador Dalí medieval, que de forma anónima y probablemente ignorando que su trabajo despertaría la admiración del mundo siglos después de su muerte, pintó semejante maravilla en un siglo -el XII-y en una tierra convulsionada por los avatares de infinitas batallas encaminadas a reconquistar un país, siglos ha tomado poco menos que como un paseo militar, por los invasores árabes?. Se ignora. No obstante, y ateniéndonos a lo que podríamos denominar como 'la ley de las comparaciones razonables', algunos expertos, sospechan un origen decididamente italiano en este Maestro que, de similar manera a la sencilla humildad de la ermita que las cobijó hasta el año 1947, en que fueron trasladadas al Museo del Prado, ha pasado por la Historia poco menos que inadvertido.
En efecto, basándose en el estudio de la técnica, de los detalles y de los defectos observados en los frescos -esto hace plantearse la cuestión de que ni siquiera los genios son infalibles- los expertos tienden a identificar las manos de este anónimo autor, como las responsables, también, de los frescos que decoran el ábside de la iglesia catalana de Santa María de Tahull, situando el año de actuación en 1123, fecha en la que, al parecer, se consagró dicho templo.
De una u otra forma, no deja de ser asombroso el detalle de que, de igual manera que ocurre con la ermita de San Baudelio de Berlanga, tanta sencillez esconda tan grande y maravilloso tesoro. Por desgracia, las improntas de las pinturas se advierten con menor detalle en la ermita de la Vera Cruz que en la ermita de San Baudelio. Y aún así, no deja de ser toda una experiencia permanecer el tiempo suficiente en el interior de su pequeña capilla, e imaginársela en toda su gloria -a éste respecto, la réplica del Museo del Prado es poco menos que perfecta- salvaguardando el lignum crucis que, según la tradición, custodiaban con celo los hermanos del Temple, propietarios del lugar.
Una aventura, pues, que recomiendo y que continúa una vez atravesado el puente que se extiende sobre las aguas del embalse de Linares, y se accede al pueblo de Maderuelo, que a pesar de que el fantasma de la despoblación se cierne sobre sus calles, no deja de conservar gran número de secretos.