viernes, 29 de noviembre de 2013

Sotosalbos: visitando las interioridades de San Miguel Arcángel



Posiblemente, si se tuviera que determinar un referente sobre el denominado románico del Pirón, el templo de San Miguel Arcángel, de Sotosalbos, estaría a la cabeza de una serie de lugares, en los que las hermandades medievales de canteros dejaron una impronta muy particular. Situado en las proximidades del puerto de Malangosto, Sotosalbos se complace en recordar, a todo visitante que llega al pueblo atraído por las excelencias artísticas de su iglesia, al que fuera el más famoso de todos los párrocos que ejercieron aquí su ministerio: el Arcipreste de Hita, aquél que, en su conocido Libro de Buen Amor, y dejando aparte muchas otras exquisiteces, ensalzaba la frescura y belleza de las mujeres serranas del lugar.
Declarada Monumento Nacional el 17 de mayo de 1973, opinan los expertos que en su factura y ejecución, se localizan dos fases constructivas bien diferentes: una primera fase, relativa a la cabecera, cuya forma de herradura sugiere unos inicios prerrománicos referidos al siglo XI, y otra fase posterior, o segunda que, basándose en la torre de tres cuerpos, la galería porticada y el resto de la nave, se remontaría a las postrimerías del siglo XIII.

Por otra parte, y en base a la gran y variada riqueza ornamental de los capiteles de su pórtico, las numerosas series de canecillos y el singular número de metopas, no sería una exageración, en modo alguno, considerar a este templo como una microcósmica enciclopedia pétrea en la que, como era costumbre en la época, se alternan no sólo unos conocimientos geométricos extraordinarios, sino también toda una amplia gama de situaciones de índole antropológica que reflejan, de una manera genuina, el mundo religioso, político y social que caracterizó a esa apasionante época de luces y oscuridades, que fue la Edad Media. Creencias que, una vez observadas, tanto individual como colectivamente, nos ofrecen en bandeja la conclusión de que, después de todo, y hogueras filosóficas aparte, nada fenece, sino que se integra, haciendo bueno el axioma científico que, aún referido a la materia pero extrapolado aquí a la religión, nada se crea ni se destruye, sino que tan sólo se transforma. Fácil, por tanto, resulta observarlo en la mezcolanza de elementos que hace una inequívoca referencia a culturas anteriores; culturas que, al fin y al cabo, no fueron totalmente erradicadas por el avance incontenible del Cristianismo, como podría ser la celta, sin perjuicio, tampoco, de aquéllas otras influencias de carácter oriental que fueron también asentándose en la Península siguiendo los ciclos imparables de la Historia.
Como la gran mayoría de iglesias de su género, también el interior de la iglesia de San Miguel Arcángel (1) constituyó, en tiempos, una pequeña Capilla Sixtina, a juzgar por los restos que conserva en su cabecera, de lo que fue un magnífico Pantocrátor, donde se perciben esas influencias orientales en el toro alado representativo de San Lucas. También la imaginería medieval tiene un amplio protagonismo, por lo que se puede decir que, aparte de las excelentes en origen aunque no muy bien conservadas tablas góticas que representan a conocidos profetas bíblicos –como Isaías y Jeremías y alusiones a las Virtudes Cardinales, donde los expertos barajan como posible autor a Nicolás Francés-, en el templo se localiza una magnífica talla, probablemente gótica también, de la Virgen de la Sierra, Patrona del lugar. Una talla que, además de guardar las características sedentarias y hieráticas de sus antecesoras, muestra un genuino referente en el higo que muestra en su mano derecha, fruto simbólico que hace referencia al Árbol del Paraíso, de la Ciencia o del Bien y del Mal, que genera también cierta controversia con la manzana tradicional. Igualmente, la imagen de San Miguel, sojuzgando al diablo –o a la antigua serpiente-, muestra, en su factura, esa delicadeza gótica, cuidadosa en los detalles, que comenzaba a servir de antesala para la posterior perfección renacentista. Relevante, así mismo, resulta la presencia de santos y santas inequívocamente relacionados con diferentes aspectos del misterio y el conocimiento: Santa Lucía, San Antón, San Roque y San Sebastián.

En definitiva, la iglesia de San Miguel Arcángel de Sotosalbos constituye, después de todo, una apasionante aventura histórico-artística al alcance de la mano, sobre todo en época estival y otras grandes festividades, cuando su apertura supone uno de los principales atractivos de la región.

 
(1)    Curiosamente, se observa también un antagonismo angelical entre los dos principales arcángeles, Miguel y Gabriel, siendo su ámbito de influencia o de protagonismo, el Cristianismo y el Islam, respectivamente.