lunes, 21 de septiembre de 2009

Tragedias paralelas: San Martín de Fuentidueña versus San Baudelio de Berlanga

Ahora son unas ruinas apenas irreconocibles; muñones de un gigante que, como en la leyenda egipcia de Osiris, tiene repartidos por el mundo fragmentos importantes de su cuerpo.
Algunos miembros reposan en el cercano pueblo, disimulados entre macetas llenas de flores de hermosa percha, elegante color y embriagador aroma; otros, formando parte del adobe de las paredes de sus calles, mudos, desconcertando a todo aquél que un día, anhelando contemplar románico de calidad, se los encuentra en su camino.

Pero el corazón de este Osiris, que un día se levantó con orgullo allá en lo más alto, junto a la puerta denominada de Alfonso VIII, al pie mismo mismo del camino que desciende a las bodegas, bajo el nombre reencarnado de iglesia de San Martín, descansa, para admiración de unos y escarnio y vergüenza de otros, allende los mares, en el Museo Metropolitano de Nueva York, en su sección denominada The Cloisters.






















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